Más cerca es el final del torneo y mayores son las responsabilidades de jugadores y cuerpo técnico. El Nacional B no es un torneo cualquiera, es un torneo especial donde cualquiera le puede ganar a cualquiera y los puntos de uno con otro son realmente de poca diferencia, un equipo que transito años en este torneo sabe lo que es pero River ¿Lo sabía? Un River que descendió por pésimas gestiones de José María Aguilar y Daniel Pasarella que contrataron a técnicos que no estaban a la altura de las circunstancia, ahora el equipo de Matías Almeyda está sufriendo lo que se siente jugar en la segunda división del fútbol argentino, una presión que día a día va consumiendo la cabeza de los jugadores, una presión que ponen en duda para que está River, una presión que refleja cual es el verdadero River, un equipo que pensó que la categoría se la llevaban de punta a punta y ahora, si se terminara hoy el campeonato, tendría que jugar un desempate con Quilmes (que hace 14 partidos no pierde) para ver quien asciende y quien jugaría la promoción frente a San Lorenzo.

La última caída frente al equipo Bohemio un equipo en zona descenso directo haya ganado y merecido el triunfo, es una clara señal de que a este River le puede ganar cualquiera por los altibajos que tiene pero solamente el resultado del último fin de semana sería la gota que rebalsó el vaso, porque contra Ferro también se jugó mal pero las cosas del fútbol hicieron que se le abriera el arco y se quedó con los tres puntos. Cada vez más Instituto de Córdoba se aleja más en la punta y, con el empate de ayer, se alejó a cuatro puntos. Ahora es cuando nos pregunta es para que esta River, para ascender directamente o para jugar la promoción, ¿Si sería la segunda opción la cabeza de los jugadores esta preparada para volver a pasar por ese tramo?
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